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Las alertas de autoritarismo ignoradas en los discursos y actuaciones políticos en América Latina

El síndrome de Estocolmo político en América Latina

En 1973, el sueco Nils Bejerot utilizó el término “síndrome de Estocolmo” para describir la relación afectiva entre rehenes y secuestradores durante el asalto a un banco en Estocolmo. Es un término bastante extendido que utilizamos, incluso en el lenguaje común, para referirnos a este tipo de relación paradójica en la que el rehén puede llegar incluso a fantasear con que la experiencia traumática le sea beneficiosa. Hago este preámbulo porque pareciera ser un término aplicable a la vida política latinoamericana – aunque ciertamente podríamos extenderlo a muchos rincones globo. 

¿Si la historia latinoamericana está plagada de dictadores y caudillos autoritarios, por qué los seguimos escogiendo? ¿Es que resulta imposible identificarlos? En mi opinión, esto se debe a una mezcla de hartazgo y rechazo generalizados hacia las clases políticas, la creencia, también generalizada, de que la “salvación” vendrá dada por un caudillo “fuerte que ponga orden” – esta es la ilusión de que la situación traumática será beneficiosa – y estas dos anteriores llevan a que se pasen por alto las señales que pueden alertar de un posible autoritarismo en los discursos y el accionar de estos personajes. Intentaré, en este artículo, graficar esto analizando los mensajes de cierre de campaña de dos actuales presidentes latinoamericanos utilizando los criterios desarrollados por Levitsky y Ziblatt en su libro How Democracies Die

Empezaré por explicar los criterios desarrollados por Levitsky y Ziblat. Estos autores se han basado en el trabajo de Juan Linz, quien, como profesor en Yale, se dedicó a estudiar por qué y cómo mueren las democracias. Sus conclusiones se recogieron en un libro publicado en 1978 y titulado The Breakdown of Democratic Regimes. Trabajando sobre estas conclusiones, Levitsky y Ziblat desarrollaron cuatro criterios que deberían encender las alarmas con respecto a candidatos que podrían ser autoritarios o dictadores. Estos autores dicen que deberíamos preocuparnos cuando un político a) rechaza, en palabras o acciones, las reglas democráticas del sistema, b) niega la legitimidad de sus oponentes, c) tolera o alienta a la violencia o d) evidencia una voluntad de restringir las libertades civiles de sus oponentes, incluso de los medios. Los autores recalcan que debería bastar con que un actor político cumpla con uno solo de estos criterios para generar preocupación. A continuación, replico la tabla que muestra cómo evaluar estos criterios.

rechaza, en palabras o acciones, las reglas democráticas del sistema¿Rechaza la Constitución o expresa su voluntad de ir en contra de esta?¿Sugiere la necesidad de medidas antidemocráticas como cancelar las elecciones, suspender o violar la Constitución, prohibir determinadas organizaciones o restringir derechos políticos o civiles básicos?¿Busca utilizar (o avala utilizar) medios extraconstitucionales para producir un cambio de gobierno como golpes de estado, insurrecciones violentas o protestas masivas que busquen forzar un cambio de gobierno?·       ¿Busca minar la legitimidad del proceso electoral, por ejemplo, rechazando resultados que sean creíbles?
niega la legitimidad de sus oponentes¿Describe a sus oponentes como subversivos, contrarios al orden constitucional existente?¿Alega que sus oponentes son una amenaza existencial para la seguridad nacional o para el mantenimiento del modo de vida (sin fundamento)?¿Describe a sus oponentes como criminales cuyo delito (o potencial delito) los descalifica para una participación política plena (sin fundamento)?·       ¿Sugiere (sin fundamento) que sus oponentes son agentes extranjeros y que secretamente trabajan con (o trabajan para) un gobierno extranjero – usualmente enemigo?
tolera o alienta a la violencia¿Tiene vínculos con bandas armadas, grupos paramilitares, milicias, guerrillas u otras organizaciones involucradas en violencia ilícita?¿Ha alentado o propiciado (él o sus aliados de partido) ataques multitudinarios contra sus oponentes?¿Ha avalado la violencia de quienes lo apoyan callando y no condenándola de forma clara y expresa?·       ¿Han alabado (o rehusado a condenar) actos de violencia política, sea actual, en el pasado, en el ámbito nacional o extranjero?
voluntad de restringir las libertades civiles de sus oponentes, incluso de los medios¿Ha promovido o apoyado leyes que restrinjan libertades como restricciones a la protesta o a la crítica al gobierno o prohibición de determinadas organizaciones?¿Ha amenazado con tomar acciones legales o punitivas de cualquier clase contra rivales entre los partidos opuestos o sectores de la población civil o los medios?·       ¿Ha alabado medidas represivas tomadas por otros gobiernos en el pasado o en otros lugares del mundo?

Solo leer estos criterios ya hace saltar varios nombres en la cabeza. Algunos de estos nombres pueden llegar a cumplir, probablemente con todos los criterios. Otros cubrirán solo algunos. Ciertos actores lo harán de forma expresa y sin miramientos, otros lo harán de formas muy sutiles y cuidadosas. 

Lo cierto es que muchos cumplen más de uno de estos criterios en la región latinoamericana y muchos son elegidos pese a que muestran estos elementos alarmantes; incluso algunos son reelegidos. Esto, una vez más, es lo que llamo el síndrome de Estocolmo político en América Latina. Para graficarlo, tomaré de ejemplo a dos actuales presidentes de la región. El primero será Nayib Bukele y el segundo, Pedro Castillo. Mi intención, presentando estos ejemplos, es graficar también que el autoritarismo no es una característica exclusiva de la derecha o de la izquierda, sino que se puede presentar en cualquier sector político. 

Es preciso destacar que este análisis lo baso únicamente en los discursos de cierre de campaña electoral de ambos cuando eran candidatos, de manera que se puedan observar aquellas alertas de posible autoritarismo y cómo, pese a ellas, fueron elegidos presidentes. En el caso de Pedro Castillo, utilizo también algunos aspectos conocidos con anterioridad al proceso electoral con respecto a él y gente de su entorno más cercano; sin embargo, esto será solo para un aspecto que mencionaré, todo lo demás está basado únicamente en los discursos mencionados. 

Para ambos casos, he escuchado los discursos completos y he cogido las frases más relevantes y que encajan en los criterios del cuadro anterior, estas serán las frases que anotaré seguidamente. El análisis lo realizaré por frases y no por criterios, esto debido a que hay frases que encajan en más de un criterio y para evitar repetirlas, el análisis lo haré como he dicho. 

Nayib Bukele

Nayib Bukele es un presidente que da mucho que hablar. Hoy su autoritarismo está casi fuera de duda. Lo cierto es que en su discurso ya se podía olfatear ese autoritarismo; sin embargo, fue elegido y las alertas fueron pasadas por alto. De su discurso, he podido identificar tres de los cuatro criterios de Levitsky y Ziblatt. Estos criterios son a) el rechazo de las reglas democráticas del sistema, b) la negación de la legitimidad de sus oponentes, y c) La voluntad de restringir libertades.

La primera frase de la que tomé nota fue la siguiente: 

“los mismos de siempre, los que se alimentan de nuestra pobreza, los que se enriquecen con la falta de medicamentos en nuestros hospitales, los que lucran con las pensiones de hambre…”

Es, a mi criterio, una frase que encaja en el criterio 2 de la tabla; es decir la negación de la legitimidad de sus opositores. Más específicamente, con la pregunta del tercer punto de este criterio; esto es ¿Describe a sus oponentes como criminales cuyo delito (o potencial delito) los descalifica para una participación política plena (sin fundamento)?

Cuando dice “los mismos de siempre” se está refiriendo a sus opositores, la mayoría de los cuales pertenecen a partidos que han sido gobierno en algún momento. Con esta frase lo que ha insinuado – muy claramente – es que, cuando sus opositores han estado en la posición a la que él aspira, se han enriquecido con la falta de medicamentos y han lucrado con las pensiones, etc. Todo esto apunta a posibles actividades delictivas con las que descalifica la legitimidad de “los mismos de siempre” para participar en la actividad política.

La siguiente frase encaja en el mismo criterio de la mencionada anteriormente. Es la siguiente:

“las futuras generaciones recordarán este día como el día en que sacamos a los corruptos del poder”

Aquí Bukele no solo insinúa que sus adversarios políticos son corruptos, sino que lo está afirmando explícitamente. A continuación, y haciendo caso al clamor de quienes están escuchando este discurso dice 

“Sí, van a devolver todo lo robado.”

Esta afirmación no solo refuerza la anterior, y por lo tanto encaja en el mismo criterio. Esta afirmación, además, está sugiriendo posibles medidas legales o punitivas en contra de sus adversarios, a quienes tilda de corruptos y de ladrones. Por lo tanto, esta frase encaja también en el criterio 4 de la tabla (voluntad de restringir las libertades civiles de sus oponentes) específicamente en el punto 2; es decir, ¿Ha amenazado con tomar acciones legales o punitivas de cualquier clase contra rivales entre los partidos opuestos o sectores de la población civil o los medios?

En la misma categoría – negar la legitimidad de los opositores – encaja la siguiente frase.

“Se acabó el tiempo de los que predican justicia social y están encubriendo delincuentes en Nicaragua.”

Esta frase hace clara alusión a la izquierda salvadoreña, y con ella los está tildando de encubridores de delincuentes.

La siguiente frase la he ubicado en el primer criterio; es decir, rechazo de las reglas democráticas del sistema. Específicamente en el cuarto punto, que dice ¿Busca minar la legitimidad del proceso electoral, por ejemplo, rechazando resultados que sean creíbles? Dice lo siguiente:

“A los que están pensando en fraude, no permitiremos que nos roben nuestra victoria.”

Se puede interpretar esta frase como un rechazo de un resultado distinto al que espera, en cuyo caso lo pinta como posible fraude. Con esto además está cumpliendo nuevamente con el criterio 2, el de la legitimidad de sus oponentes, a los que vuelve a poner como perpetradores de posibles fraudes, todo condicionado, por supuesto a si los resultados electorales no son los que él espera. 

En esta misma línea de análisis se puede interpretar la siguiente y última frase que dice así:

“Juntos venceremos las trampas, las triquiñuelas y los fraudes de los mismos de siempre.”

Claramente vuelve a descalificar a sus adversarios, poniéndolos como delincuentes perpetradores de posibles fraudes. Además, vuelve a sugerir que, de no obtener el resultado esperado, las elecciones habrán de ser calificadas como fraude.

Pedro Castillo

Castillo, a diferencia de Bukele, es un candidato de izquierda, con lo cual deseo reflejar que este no es un punto característico de uno u otro sector, sino que puede ser común a todos. En el caso de Castillo mencionaré a) el rechazo de las reglas democráticas del sistema, b) la negación de la legitimidad de sus oponentes, c) la tolerancia a la violencia.

La primera frase que anotaré de Castillo es la siguiente:

“No nos temblará la mano para convocar a ese referéndum por mandato del pueblo e instalar la asamblea nacional constituyente para redactar la verdadera constitución del pueblo peruano.”

Esta frase encaja de forma clarísima en el criterio primero. Con esta frase, está, en primer lugar, desconociendo la Constitución vigente como constitución verdadera, lo cual es de por sí un rechazo. En segundo lugar, está proponiendo un referéndum para convocar a una asamblea constituyente, este es un mecanismo que no permite la Constitución vigente en Perú, el mecanismo para modificar o cambiar la constitución es distinto y debe pasar por el Congreso. Por este motivo, esta frase manifiesta su voluntad expresa de ir contra la Constitución. Así, con esta frase ha cumplido el primer punto del criterio 1. 

Este mismo criterio lo cumple, al igual que Bukele, insinuando que, de no ganar, les habrán “robado la voluntad”, es decir, será un fraude y, por lo tanto, habrá que desconocer los resultados electorales.   

La siguiente frase se puede encajar perfectamente en el segundo criterio. Castillo dice:

“…no hay propuestas por la gente que ha saqueado al país.”

Se está refiriendo, evidentemente, a los diversos partidos políticos que se unieron para intentar vencerlo en la segunda vuelta electoral, de quienes dice que “han saqueado el país”. Con esto los tilda de delincuentes y los deslegitima para participar en la contienda.

De la misma manera arremete contra los medios de comunicación que considera opositores. Dijo lo siguiente:

“Aquellos diarios, yo les tenía respeto, pero ya he visto, en el camino, que mientras más les pagas, mayor es su silencio.”

Con esto, claramente, acusa a los medios opositores de callar y atacarlo a cambio de dinero, con lo cual los intenta también deslegitimar. Pero, además, esto podría manifestar un preocupante ánimo de intervenir en la prensa para evitar que “mientras más se les paga mayor es su silencio”. Podría incluirse esta frase en el criterio de recorte de libertades también.

La siguiente frase también es grave. Es la siguiente:

“Mientras del otro lado traen a personalidades para llenar al pueblo peruano con ciudadanos de otros países, acá nos ratificamos que, a través de un decreto supremo, le daremos 72 horas de plazo a los ciudadanos que han venido de otros países a faltar el respeto a la patria.”

Esta frase podría interpretarse como una sugerencia de que sus adversarios políticos trabajan o son agentes extranjeros, lo cual los deslegitimaría para participar en la vida política. Sin embargo, lo más preocupante es la invitación al odio y la violencia. Es una frase que demuestra una clara xenofobia. Con esta frase estaría cumpliendo también con el criterio de tolerancia o incitación a la violencia.

Este último criterio lo he dejado para el final para incluir, como lo mencione al inicio, información fuera del discurso analizado, pero que era conocida de antemano y que debió alertar a todos. Me refiero a los vínculos, no solo de Castillo como candidato, sino de muchas personas de su entorno más cercano, con grupos terroristas que han causado y siguen causando muchísimas muertes. Muchos miembros del partido de Castillo, personas cercanas a él, tenían algún vínculo, o han sido investigados, algunos incluso condenados, o mencionados en los partes policiales de la época más álgida de terrorismo en Perú, como miembros de Sendero Luminoso o del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA). Esto lo hace encajar, pues, en el criterio de toleracia a la violencia.

Conclusión

Este es pues el síndrome de Estocolmo político. El secuestrador comienza embelesando a sus secuestrados con mensajes populistas que los enamoran. Los secuestrados pasan por alto que le están abriendo la puerta al secuestrador. El secuestrador crea la ilusión de que el evento traumático les será beneficioso. Los secuestrados fantasean con ese beneficio y le abren la puerta, los favorecen, lo ayudan a hacerse con el botín (el Estado), se enamoran de él. Desgraciadamente, llega un día en el que el rehén despierta del sueño y se da cuenta de que está secuestrado, no tiene libertad, no tiene comida, ni medicina, no tiene vida. Pero entonces, es tarde, ya eligió al secuestrador e ignoró los criterios que lo señalaban como posible secuestrador. 

Esta es la triste historia de muchos pueblos. Podríamos mencionar a Cuba, Nicaragua o Venezuela. Podríamos haber hablado además de muchos otros presidentes de la región, pienso en López Obrador, Jair Bolsonaro, Xiomara Castro o Luis Arce. La única forma en la que se podría intentar evitar esto sería enseñando a los votantes a reconocer estos signos de alarma; sin embargo, los autoritarismos populistas siempre logran tener el arte del hipnotista y enamorar a sus víctimas. Lo triste es tener que cerrar el artículo señalando, una vez más, que América Latina es un buen ejemplo de síndrome de Estocolmo político. 

Los discursos mencionados se pueden ver en los siguientes enlaces.

El libro en el cual he basado es How Democracies Die. What History Reveals About Our Future. Los autores son Steven Levitsky y Daniel Ziblatt. He utilizado específicamente el capítulo 1 Fateful Alliances.

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Bruno Macciotta

Bruno Macciotta

Doctorando en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Pontificia Comillas. Máster en Asuntos Internacionales: Economía, Política y Derecho de la Universidad Pontificia Comillas – ICADE – especializado en el itinerario jurídico-político y especial interés en la política latinoamericana. Graduado en Derecho por la Universidad de Lima (Perú). Interesado en la historia, la música, la literatura, la política y el derecho.

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